La arquitectura para personas mayores generalmente se enfoca en la adaptación funcional y tiene como objetivo conseguir una arquitectura sin barreras u obstáculos. No obstante, hay otras maneras de enfocar la arquitectura para personas mayores. Una de ellas es la adaptación sensorial; una adaptación de la arquitectura que estimula la cognición sensorial, e intenta evitar su deterioro. Un ejemplo de adaptación sensorial es el modelo 71 de nuestro estudio sobre la arquitectura y el cambio demográfico:
Aunque hay poca investigación neurocientífica sobre los procesos cognitivos relacionados con las propiedades acústicas de espacios arquitectónicos, las características acústicas de una sala pueden tener un efecto significativo en el desarrollo cognitivo. Eberhard [2009] supone que sonidos de fondo (como el ruido del tráfico o los sonidos de otras habitaciones) impiden la capacidad de lectura. Bien que es conveniente el aislamiento acústico de toda la vivienda, destaco la importancia del dormitorio bien aislado. El ser humano utiliza su sueño para transferir la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Investigadores como Wilson [2005] han sugerido que los estados del sueño pueden intervenir en el proceso de consolidación de la memoria y posiblemente reorganizándola en forma más eficiente. Esto significa que el aislamiento acústico de dormitorios para personas mayores es importante, ya que para estas personas se vuelve más difícil traspasar experiencias de corto plazo a la memoria a largo plazo. Un dormitorio bien aislado podría ayudar a personas mayores a mantener su memoria larga “actualizada”.
Eberhard, J.P. (2009). Brain Landscape. The Coexistence of Neuroscience and Architectura. New York: Oxford University Press, Inc.
Wilson, M. (2005). Summary of research in the Wilson laboratory at MIT. Cambridge, MA: MIT Press.